Espectáculos

Antonio Aguilar: La agonía fué larga

2007-06-20

En un comunicado, la familia agradeció las muestras de cariño con el cantante, a...

Murió a los 88 años el cantante Antonio Aguilar

México, DF., (La Jornada).-  Al filo de la medianoche del pasado lunes (23:45, según el médico Jaime Arriaga), a los 88 años de edad falleció Antonio Aguilar, el último charro del cine mexicano. Aguilar ingresó al hospital desde hace dos semanas por un cuadro severo de neumonía. No obstante, al final, el deterioro generalizado de sus órganos fué mermando su salud.

La agonía fué larga y su fortaleza física lo mantuvo vivo (no fumaba ni ingería alcohol). En un comunicado, la familia agradeció las muestras de cariño con el cantante, a quien se le hizo una misa --oficiada por el cardenal Norberto Rivera-- de cuerpo presente, en la Basílica de Guadalupe.

El verdadero nombre del artista fallecido es Pascual Antonio Aguilar Barraza, quien nació un 17 de mayo de 1919 en Zacatecas. fué cantante, actor, productor de cine y guionista. Estudió canto y arte dramático en Los Ángeles. En 1945 llegó a la ciudad de México, en donde continuó con sus estudios artístico-musicales y perfeccionó su voz con clases de ópera.

Con el tiempo y tocando puertas, su primera oportunidad importante llegó en 1952 con su participación en El casto Susano. En 1956, llegó su primer estelar en la película Tierra de hombres y a partir de entonces actuó en un sinfín de comedias rancheras, en las cuales interpretó reiteradamente personajes populares o históricos de su natal México, como Heraclio Bernal, Emiliano Zapata, Felipe Carrillo y Lucio Vázquez.

En el género ranchero fué uno de los máximos exponentes y se le comparó con figuras como José Alfredo Jiménez, Javier Solís y Jorge Negrete. Destacó en la interpretación de canciones de la época de la Revolución Mexicana y otras de fuerte inspiración popular, lo cual le valió la fama internacional.

Algunas de sus canciones más famosas son Ay, Chabela, El aventurero y Caballo de patas blancas, entre muchas otras. Su figura siempre estará asociada a los caballos y gran parte de su fama se debió a las múltiples presentaciones de espectáculos ecuestres, acompañado de su esposa e hijos.

Algunas de las cintas más populares en las que participó fué La cama de piedra (1957), La cucaracha (1958), Ahí vienen los Argumedo (1961), Los hermanos Del Hierro (1961), El alazán y el rosillo (1964), Peregrina (El asesinato de Carrillo Puerto, 1973), Albur de amor (1979) y Astucia (1985).

Durante 2005, Antonio Aguilar realizó una gira de despedida de los escenarios.

Guionista

En su trabajo de argumentista o guionista trabajó en Emiliano Zapata (1970), Los marcados (1970), La muerte de Pancho Villa (1973), Simón Blanco (1974), El rey (1975), La muerte de un gallero (1977), Mi caballo El Cantador (1977), Albur de amor (1979) y Contrabando y muerte (1984).

Como productor, se pueden citar las películas El ojo de vidrio (1967), Volver, volver, volver (1975), Benjamín Argumedo (El rebelde, 1978), Los triunfadores (1978), Los gemelos alborotados (1981), Noche de carnaval (1981), El tonto que hacía milagros (1982), Lamberto Quintero (1987), Triste recuerdo (1990) y La güera Chabela (Jesús Cadenas, 1992).

Actuó con luminarias, como John Wayne, Rock Hudson, Jan-Michael Vincent, Pedro Armendáriz, Emilio Fernández, Bruce Cabot, Dolores del Río, María Félix, Merlin Olsen, Lee Meriwether, Marian McCargo, Melissa Newman, Roman Gabriel y, por supuesto, Pedro Infante. fué dirigido, por citar dos grandes, por Andrew V. McLaglen e Ismael Rodríguez.

De su biografía destaca su tesón. fué a Hollywood para estudiar canto de 1940 a 1941 y cuando empezó a trabajar en Tijuana ganaba a la semana 12 dólares. Regresó a la ciudad de México en 1945 y, desde entonces, siguió estudiando canto, de tal manera que podía interpretar lo mismo canciones del género popular que operístico.

Recibió del Bachiller Álvaro Gálvez la oportunidad de cantar en la XEW en julio de 1950, y a partir de ahí empezó a despuntar como estrella. En los inicios de la televisión hizo para el Canal 2 el programa Música a Bordo.

Cortejo Fúnebre

El cortejo fúnebre que acompañó al artista salió a las una y media de la tarde de la funeraria Gayosso Félix Cuevas, donde desde la mañana el pueblo, que nunca falta a la cita con sus ídolos, le cantó algunos de los temas que hizo famosos, como Tristes recuerdos, Gabino Barrera, Lucio Vázquez y la infaltable Puño de tierra, que se sobredimensionó, dado el momento.

A gritos, algunas personas pedían ver el cuerpo, "a Toño", lo cual fué imposible, pues la familia del intérprete de Albur de amor había dado la orden de que nadie tendría acceso, según informó el gerente de la funeraria, Iván Basurto. La ausencia de famosos en el sitio se hizo notar, pero el pueblo, integrado por los no famosos, le dieron un adiós entre algunas coronas fúnebres, pocas.

Luego, informó la familia del occiso, los restos de Aguilar serían trasladados al aeropuerto de Toluca, para de ahí ser llevados a su natal Zacatecas, cuyo gobierno expreso sus condolencias y "se une a la pena que embarga a la Familia Aguilar por el fallecimiento de Antonio Aguilar Barraza, distinguido y reconocido actor zacatecano, gran difusor de nuestra cultura y flocklor, formador de una familia reconocida, admirada y entrañable, cuyo amor y dedicación a su pueblo a través de su arte le ha valido el reconocimiento y admiración de México y numerosos países", se dijo en comunicado.

El autoridades zacatecanas invitaron a toda la ciudadanía a acompañar al cortejo fúnebre, que arribará a las 8:45 de la noche de este miércoles por la Avenida González Ortega, para proseguir por la Avenida Hidalgo hasta arribar al Teatro Calderón, donde permanecerá toda la noche recibiendo el homenaje del pueblo zacatecano.

A las 14:15, ya casi lista para partir de la funeraria rumbo a La Villita, la familia Aguilar fué visitada por el presidente Felipe Calderón. Entró, dio el pésame y salió. En una entrevista banquetera, el mandatario expresó: "La muerte de Antonio Aguilar significa la pérdida de un hombre ejemplar, de un padre de familia, pero, sobre todo, de un gran mexicano. Tuve la oportunidad de tratarlo de manera personal".

El cortejo salió del local de Félix Cuevas y tomó por Gabriel Mancera. Una larga hilera de vehículos siguió a la carroza, típica y de color negro y gris. En una camioneta blanca iban Flor Silvestre y sus hijos. Una lluvia pertinaz puso un tono dramático. Por momentos era un aguacero. La misa estaba fijada para las tres de la tarde, pero el tránsito se hizo pesado, lento.

En la Basílica un gentío se iba acumulando. Frente a la puerta central, la 5, se colocó una valla en forma de rectángulo. Periodistas y gente del pueblo no se movían para no perder su lugar. Empujones, canciones, gritos y porras para el recién fallecido. A las 15:23 un helicóptero sobrevuela el llamado Atrio de América. "Ya viene; esa es la señal", comenta una señora de mandil y bolsa del mandado.

La lluvia se hace más fuerte. Muchos se mojan, pero no se mueven de su sitio. El agua escurre por la nariz, por los hilillos de pelo, por la barbilla. Varios llevan su capa de diez pesos y los más precavidos su paraguas. Adentro está lleno y es imposible llegar al frente. La estatua de Juan Pablo II es un testigo de metal.

15:34: El caos. Llega el cortejo. Aplausos. Gritos. Canciones. Vivas. Los no estás muerto, sólo te nos adelantaste. "¡Toño, Toño, Toño!". ¡Viva Zacatecas! Una corredera para alcanzar buen lugar. Se escuchan las palabras del cardenal Norberto Rivera, quien oficiará la misa de cuerpo presente.

15:37: Una aplauso generalizado recibe el ataúd con los restos del famoso. El aplauso es un largo adiós. El coro de los niños de la Basílica entona "mi alma va con el Señor", con un sonido catedralicio, de piedra e incienso. Aleluyas abren paso al Evangelio según San Juan y las metáforas sobre la duda de Marta ante Jesús, y Lázaro que ha muerto.

Rivera recordó cuando "hace 40 años Antonio Aguilar y Flor Silvestre me visitaron en Zacatecas". fué una memoria personal. En el ataúd, a los pies de la Guadalupana, la niña de Juan Diego, una foto de Antonio joven fué colocada en el féretro. Aparece vestido de charro y cantando, muy bravío.

Son los últimos minutos de Aguilar en el Distrito Federal. Llueve más y la basílica es un refugio. Se escucha una melodía triste salida del potente órgano. El pueblo ora "por el hermano Antonio". En el momento de la liturgia en la que se habla del sacrificio de Jesús el tañer de unas campanas inunda la nave arquitectónica. "Acuérdate de quien te llevaste hoy", implora el cardenal.

La familia Aguilar se da la paz en torno del ataúd. "Oremos porque nuestro hermano Antonio sea llevado al banquete". A las 16:22 finaliza la misa. Se suceden los aplausos, los últimos para el artista, quien pasó a otra función.

Lo cargan amigos y familiares. Pepe Aguilar ríe y llora. Lo mismo que su madre, Flor. Sale del templo y el Mariachi El Zacatecano pone la nota alegre y emotiva. Se escucha Tristes recuerdos… "espero que tú escuches esta canción…" y Albur de amor: "Yo como creido me equivoqué, triste es mi vida, joven querida y este albur yo lo jugué…". No hay llando entre la gente, pero si el sentimiento de que se va a extrañar a Antonio Aguilar.

Se oye El puño de tierra, que en su sabiduría popular dice que todos, ricos y pobres, al final se van a llevar eso, un puño de tierra. La melodía aún se cantaba en el atrio cuando la carroza se enfilaba ya por la Calzada de los Misterios.

La familia Aguilar se enfiló rumbo al aeropuerto de Toluca, para volar rumbo a Zacatecas, donde el gobierno local anunció que se velaría al ídolo en el Teatro Fernando Calderón, con las puertas abiertas para todos los paisanos.



EEM

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