Nacional - Seguridad y Justicia

Atacan a niños en guerra del narco en México

2008-01-18

En ataques sin precedentes, pistoleros mataron esta semana a un niño de tres años y a...

Por Lizbeth Díaz

TIJUANA, México (Reuters) - Los violentos sicarios del narcotráfico en México están rompiendo un tradicional código de honor al asesinar a niños, en un nuevo y oscuro capítulo de la guerra de drogas que el presidente Felipe Calderón lucha por controlar.

En ataques sin precedentes, pistoleros mataron esta semana a un niño de tres años y a una niña de nueve, al tiempo que hirieron de gravedad a otra pequeña de 12 años en la ciudad fronteriza de Tijuana, uno de los focos del narcotráfico hacia Estados Unidos, al intentar matar a un jefe de policía.

Hasta los endurecidos habitantes de Tijuana, donde más de 300 personas fueron asesinadas en actos violentos vinculados con el narcotráfico el año pasado y donde cabezas de víctimas aparecieron en calles de la ciudad, fueron sacudidos por las fotografías del cuerpo acribillado del infante José Luis Ortiz.

"¿Cuánto tiempo más hay que esperar para que haya resultados por parte de los militares? Ahora resulta que están matando a nuestro hijos," dijo la empleada de una tienda de Tijuana, quien sólo se identificó como Fernanda.

Ortiz, su madre y su padre fueron baleados mientras dormían la noche del lunes. Los sicarios confundieron al padre del niño con un oficial de policía y no tuvieron escrúpulos para matar al pequeño.

Momentos después, los pistoleros encontraron al policía que buscaban y también lo asesinaron junto con su esposa y su hija más pequeña, e hirieron a su otra hija.

"Esto es una nueva estrategia para atacar a familias y a niños como respuesta a los operativos militares del Gobierno contra los cárteles. Quieren sembrar terror y miedo para agobiar a las autoridades," dijo Victor Clark, experto en narcotráfico de la San Diego State University.

Durante tres décadas, los sicarios de los cárteles del narcotráfico que envían cocaína a Estados Unidos han respetado en general un "código de honor" que prohíbe asesinar a mujeres y niños y evita que se vuelvan adictos a las drogas que trafican.

Pero, en medio de una guerra entre cárteles por el control de las rutas del tráfico y el despliegue de 25,000 soldados y policías federales para combatir al narcotráfico, la violencia se ha disparado a niveles inimaginables y muchos traficantes se han hecho adictos a su mercancía.

En el episodio violento más reciente, la policía y hombres armados se enfrentaron durante tres horas en una feroz batalla el jueves en las afueras de un jardín de infantes en el centro de Tijuana, que dejó un saldo de seis muertos.

Según fuentes oficiales, los pistoleros ejecutaron a seis presuntos rivales que mantenían secuestrados, uno de los agresores murió y dos agentes resultaron gravemente heridos.

Docenas de menores fueron evacuados del lugar, muchos de ellos transportados en brazos por soldados enmascarados, según mostró la televisión. La policía detuvo a varios, incluyendo a quien se cree es uno de los principales pistoleros del Cartel de Tijuana, que controlan los hermanos Arellano Félix.

Otros hombres armados también dejaron tres pichones decapitados rellenos de dinero en las afueras del cuartel de la policía del cercano pueblo de Rosarito, considerado como un aviso macabro de más violencia.

MAS SOLDADOS, POCOS RESULTADOS

La violencia ha alcanzado también a cantantes de música grupera que han relatado durante años las hazañas de los narcos.

"Estamos conscientes de que esto es una guerra y tenemos que ganarla todos los días," dijo después de las muertes el gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna.

La lucha principal es entre el Cártel del Golfo, en la costa este de México, y una alianza de grupos liderada por Joaquín "El Chapo" Guzmán, que se fugó de un penal y se convirtió en el hombre más buscado del país.

Calderón ha hecho del combate a los cárteles de la droga una prioridad desde que asumió el poder hace un año. Buena parte de esta campaña se ha enfocado en Baja California, el estado más golpeado con más de 400 muertes vinculadas al narcotráfico.

En enero, cientos de policías y soldados fuertemente armados llegaron a Tijuana y a Rosarito para reforzar a un contingente ya crecido de tropas, pero a pesar de ello continúan los tiroteos y secuestros a plena luz del día.

Funcionarios de Baja California y el procurador general de México, Eduardo Medina Mora, prometieron esta semana redoblar esfuerzos para detener la violencia, pero algunos son pesimistas.

"La corrupción de las policías es muy profunda y ha impedido que avance nuestro trabajo," dijo el general Sergio Aponte, encargado de las operaciones militares en Baja California. "Hay muchos policías que se han dedicado a proteger intereses de criminales," añadió.



EEM

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