Reportajes

Los paquistaníes se quedan sin té con leche por una nueva crisis del azúcar

2009-11-21

Igor G. Barbero

Islamabad, (EFE).- Azotados por el terrorismo y la crisis energética, los paquistaníes sufren ahora la escasez de uno de los bienes más consumidos, el azúcar de su tradicional té con leche, debido a las disputas entre productores y autoridades para fijar los precios de un sector dominado por la clase política.

La crisis, segunda en cuatro años, se desató el pasado septiembre con la llegada de los festejos del fin del mes sagrado del Ramadán, pero las medidas del Gobierno y las decisiones judiciales no sólo no han conseguido corregir la situación, sino que los precios en el mercado han aumentado y la escasez es mayor.

"Llevo un mes sin beber té porque en las tiendas el azúcar es muy caro", explicó a Efe el anciano Puhool Shah tras hacer cola varias horas en Islamabad para comprar dos kilos en un punto de distribución del Gobierno, que esta semana ha introducido en el mercado 100,000 toneladas a precio subsidiado.

La inyección de esta cantidad pretende dar un poco de aire al consumidor, que podrá adquirir el producto a 38 rupias (cerca de medio dólar) en 5.700 centros dispuestos en el país.

En los últimos días, el único azúcar disponible en los comercios era dos y tres veces más caro y en muchos establecimientos había desaparecido; sólo en la capital paquistaní, Efe comprobó que más de una treintena de tiendas ya no lo vendían.

"La clase política de Pakistán es la responsable de la crisis. Quieren hacer negocio con los pobres", se lamentó Shah.

La crisis no es baladí en el país surasiático. Según datos del sector, Pakistán es uno de los mayores productores mundiales y registra un alto consumo anual de azúcar, estimado en cerca de 27 kilos por persona; aunque sólo una tercera parte es para uso doméstico debido a la alta exportación de productos azucarados como galletas y zumos.

Sin embargo, el Gobierno tendrá que importar el año que viene un millón de toneladas para hacer frente a la escasez.

La industria está compuesta por hasta 78 centrales azucareras, muchas de las cuales pertenecen a familias de alto pedigrí político.

Un informe de la Oficina Nacional de Cuentas (ente gubernamental anticorrupción) filtrado a la prensa en septiembre, desveló que el organismo consideraba responsables de la crisis del azúcar de 2006 a personas como el presidente, Asif Alí Zardari, o el líder de la oposición, el ex primer ministro Nawaz Sharif.

Sólo un día después de la filtración del documento, que había permanecido sin salir a la luz más de dos años, la oficina emitió un comunicado desmintiendo el extremo, al igual que hicieron muchos de los implicados.

Pero un jurista y ex trabajador del organismo aseguró a Efe, bajo condición de anonimato, que las investigaciones, "basadas en hechos" para ser presentados ante el Tribunal Supremo, revelaban que más de un 60 por ciento de las azucareras pertenecen a políticos, muchos de los cuales, como Sharif y Zardari, han utilizado testaferros.

"Se trataba de una investigación preliminar pero correcta. No se hizo pública en su momento porque implicaba a cargos del Gobierno", subrayó la fuente, que agregó que "lo importante" no es si un par de personalidades tienen fábricas, sino descubrir quién controla realmente el cártel que condiciona los precios en el mercado.

Sin embargo, el secretario general de la Asociación de Azucareras de Pakistán, Alí Qazilbash, calificó estas acusaciones de "bulo mediático" y acusó al Gobierno por haber dejado que "el problema se le fuera de las manos".

"Había suficientes reservas hasta diciembre, pero la decisión de los tribunales de fijar precios tan bajos es inaceptable, pues impide cubrir los costes de producción", sostuvo ante Efe.

Qazilbash observó además que la producción de caña de azúcar en el país ha decrecido en los últimos años por un mal ciclo que es "probable que continúe" si este invierno no viene acompañado de precipitaciones.

La fuente negó que los productores estén reteniendo reservas, pero criticó el intervencionismo del Gobierno, que "no deja funcionar al libre mercado", al tiempo que subrayó que el precio del azúcar es "mucho más bajo" que en el circuito internacional.

También es más bajo que en el vecino Afganistán, donde "hasta 400,000 toneladas de azúcar paquistaní se introducen ilegalmente cada año", dijo.

"Allí se vende a unas cien rupias (1,2 dólares). Es un contrabando que no se controla y que, quizás, no se quiere controlar", denunció Qazilbash.



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