Internacional - Política

Caída de ley laboral ratifica la pesadilla para Humala

2015-01-26

Mientras tanto, miles de jóvenes reunidos en calles céntricas de Lima para protestar...

Por Gonzalo Ruiz Tovar

Lima, 26 ene (dpa) - El gobierno del presidente peruano Ollanta Humala tuvo un día de pesadilla al ser derogada la ley que limitaba derechos para trabajadores de 18 a 24 años, una medida que lo había apartado de todas las demás fuerzas políticas y del sentir popular.

Humala no solo sufrió esa herida, que ratifica según analistas que el gobierno atraviesa su peor momento, sino que además tuvo que cancelar el viaje de este martes a Costa Rica para la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), pues todo indicaba que el Congreso le negaría permiso para salir.

Mientras tanto, miles de jóvenes reunidos en calles céntricas de Lima para protestar contra una eventual ratificación de la ley terminaron en una gran fiesta ante la evidencia de que fueron ellos, con sus accionar, los que obligaron a la rectificación.

La ley derogada limitaba los derechos en cuanto a pagos extras y vacaciones, con el argumento de que los más jóvenes trabajan mayoritariamente con regímenes informales y recortarles derechos que solo existen en teoría podría servir de estímulo para que las empresas los vinculen a un esquema formal.

Los críticos estimaron, sin embargo, que las empresas seguirían incumpliendo la ley, pues saben que tienen impunidad, y en cambio las empresas formales, incluidas las de gran tamaño, aprovecharían para reducir costos laborales.

Liderados por sindicalistas y universitarios que en varios casos apenas salen de la adolescencia, miles de jóvenes, incluidos muchos que jamás se habían interesado por estos temas, se lanzaron a las calles de Lima para luchar por sus derechos.

Cuatro marchas, quizás las más concurridas desde las que tumbaron al gobierno de Alberto Fujimori en 2000, se sucedieron en Lima desde diciembre, todas con dosis de violencia pero con gran eco.

En este panorama fuerzas parlamentarias de derechas que veían la ley con simpatía cambiaron de opinión, igual que las de centro, pese a ser aliadas del gobierno. Las de izquierdas, formadas por disidentes de la alianza oficialista Gana Perú (GP), estuvieron en contra desde el principio.

Ni la impopularidad de la ley, que según sondeos era rechazada por más de un 70 por ciento de peruanos, ni la soledad evidente, llevaron a Humala a desistir. Al contrario, el mandatario abrió nuevos frentes en momentos en que las críticas a su supuesta pobre capacidad de liderazgo son casi unánimes.

Como el Congreso está en receso hasta marzo, la Junta Permanente, que reemplaza al pleno en el entretanto, iba a ver el asunto el próximo miércoles, en medio de una anunciada quinta movilización juvenil.

Pero la correlación de fuerzas demostraba que la Junta derogaría la ley. Humala recurrió entonces a la maniobra de convocar para hoy un plenario extraordinario. Los jóvenes, rápidos de reflejos, adelantaron también para hoy su protesta.

El resultado fue peor. La ley fue derogada en menos horas por 91 votos contra 18 y cinco abstenciones. Es decir, ni siquiera todo lo que queda de GP apoyó la ratificación. La fiesta estalló entre los jóvenes, cada día más alejados de un presidente que llegó al poder en 2011 prometiendo mejoras para las clases populares.

Eso no fue todo. La presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, anunció sorpresivamente que Humala pedía permiso al Legislativo para ir a la cita de la Celac. Parlamentarios de varias tiendas consideraron inaudito que el mandatario pretendiera viajar en momentos de tensión y anticiparon un voto en contra.

Antes de pasar a la votación, Humala salió entonces a decir que no iría a San José. Fue la manera de evadir el récord de ser el primer presidente peruano al que se le niega ese permiso.

Con su ley derrotada, su bancada cada vez más dispersa y una creciente oposición, Humala, según analistas, parece estar en demasiados aprietos cuando le queda un año y medio de gobierno. Nadie especula con la salida, pero sí con más debilitamiento.

Para los analistas, Humala no solo perdió a la izquierda y el centro que lo llevron al poder, sino que además no tiene apoyo incondicial de los intereses que favorece supuestamente con su estilo liberal en lo económico y conservador en lo político.

Los "pulpines", como se llama en jerga a los más jóvenes (de hecha a la difunta ley se le llamaba "ley pulpín"), se anotaron un triunfo, pero tampoco de ellos parece surgir un liderazgo que haga pensar que en 2016 gane algún grupo con ideas de cambio. Hasta ahora todo indica que seguirá el modelo, aunque seguramente con un liderazgo más férreo.

 



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