Internacional - Política

Afganistán asume que sus fuerzas de seguridad deberán proteger el país

2009-12-02

Abdullah Noori

Kabul, (EFE).- El Gobierno afgano convino hoy en que sus fuerzas de seguridad deberán asumir de forma gradual la responsabilidad de proteger Afganistán, después de que el presidente Barack Obama fijara julio de 2011 como fecha del inicio de la retirada de las tropas estadounidenses.

"Dieciocho meses nos dan una buena oportunidad para asumir (el control) y mientras debemos acelerar la 'afganización' de la seguridad y los asuntos de Gobierno", declaró en una rueda de prensa en Kabul el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, Rangin Dadfar Spanta.

Para lograr que el Ejército y la Policía de Afganistán garanticen la seguridad, Spanta destacó que su Ejecutivo cuenta con el "apoyo" de EU y sostuvo que las fuerzas de seguridad afganas han estado al mando del 60 por ciento de las operaciones militares lanzadas contra la insurgencia talibán en 2009.

Ésta fue la primera reacción pública del Gobierno afgano al esperado discurso del presidente de EU, quien ha anunciado el envío rápido de 30,000 soldados adicionales a Afganistán, que se unirán a los 100,000 que ya se encuentran desplegados en el país centroasiático (68.000 de ellos estadounidenses).

Obama también ha señalado julio de 2011 como el mes en el que las tropas internacionales deben empezar a abandonar Afganistán.

Sin embargo, no ha dado más detalles sobre el calendario para la retirada, un proceso siempre delicado: en Irak, tal y como recordó Obama en su discurso, las brigadas de combate deben abandonar el país en verano de 2010 y la retirada de todas las tropas está prevista para finales de 2011.

Spanta advirtió de que el repliegue en Afganistán no se efectuará "de golpe", sino que la reducción de tropas extranjeras tendrá lugar de acuerdo con la situación de la seguridad en el país.

"Es responsabilidad nuestra, de los afganos, asumir la carga sobre nuestros hombros, pero no estamos solos en esta lucha", declaró.

El jefe de la diplomacia afgana, que compareció ante la prensa junto al embajador de EU en Kabul, Karl Eikenberry, insistió en que "el proceso de reconciliación con los talibanes" es el objetivo de su Gobierno y aseguró que la comunidad internacional apoya este diálogo.

Eikenberry, que de puertas adentro se había mostrado contrario a un envío adicional masivo de soldados a Afganistán, garantizó el apoyo militar y civil de EU al Ejecutivo afgano y prometió trabajar para aplicar la nueva estrategia en el país centroasiático.

También reaccionó al discurso de Obama el jefe de las tropas extranjeras en Afganistán, el general estadounidense Stanley McChrystal, quien admitió que el número de talibanes ha crecido "significativamente" durante los últimos años y apostó por "convencer" a los insurgentes para que abandonen las armas.

McChrystal, que había solicitado unos 40,000 soldados más para hacer frente al movimiento talibán y a la red terrorista Al Qaeda, explicó que una parte de los 30.000 efectivos que finalmente se desplegarán en Afganistán durante los próximos meses se integrarán en misiones de combate y otros entrenarán a las fuerzas de seguridad afganas.

En rueda de prensa, el general calculó que llevará "al menos cuatro años" alcanzar el objetivo de 400,000 efectivos afganos -160,000 policías y 240,000 soldados- que Kabul se había fijado como necesario para proteger el país.

Actualmente el Ejército afgano cuenta con unos 95,000 efectivos y la Policía con 93,000 agentes, aunque este último cuerpo, habitual blanco de los ataques insurgentes, se halla peor equipado y menos entrenado.

Según dijo McChrystal en un comunicado difundido horas antes de su comparecencia ante la prensa, el objetivo de EU es mejorar la seguridad y trasladar la responsabilidad a las fuerzas afganas "tan pronto como las condiciones lo permitan".

El presidente afgano, Hamid Karzai, que ayer habló por videoconferencia con Obama sobre el nuevo plan de EU, ya había abogado durante su discurso de investidura, en noviembre, por que las fuerzas de seguridad afganas sean capaces de garantizar la seguridad en todo el país, aunque fijó el plazo en cinco años.

El enemigo común, la insurgencia talibán, reaccionó por su lado tachando de "trampa" para calmar los ánimos de la opinión pública estadounidense el inicio del repliegue anunciado por Obama para julio de 2011.

En un comunicado en idioma pasto difundido a la prensa, los insurgentes se mostraron escépticos sobre la eventual marcha de las tropas extranjeras e ironizaron que el despliegue de otros 30,000 soldados les ofrecerá más oportunidades para efectuar un mayor número de ataques.

El movimiento talibán afgano negó además tener bases de operaciones en Pakistán, tal y como señalan altos mandos militares de EU y el propio Obama.

El Gobierno paquistaní, que teme que la presión militar en el país vecino cause un influjo de insurgentes en su territorio, acogió con cautela el anuncio del presidente de EU y pidió que su nueva estrategia no perjudique los intereses de Pakistán.



tensy

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