Reportajes

General Motors, una botica sobre ruedas que salió cara

2009-06-06

El resto de las personas tiene que contratar un seguro privado, individual o colectivo, o pagar al...

Gemma Martínez, Expansión.com

¿Disfunciones eréctiles? ¿Acidez en el estómago? No se preocupe, si usted es empleado de General Motors (GM) en Estados Unidos y está asociado al sindicato UAW, la compañía le paga parte del tratamiento contra estas dolencias.

El fabricante de coches, que presentó concurso de acreedores el lunes pasado, es el mayor comprador privado de fármacos en EEUU, país donde no existe sanidad universal gratuita. El Gobierno sólo presta el servicio médico, utilizando infraestructuras privadas, a mayores de 65 años, niños de familias sin recursos o pobres.

El resto de las personas tiene que contratar un seguro privado, individual o colectivo, o pagar al médico cada vez que vaya a una visita, con unos precios prohibitivos. En caso de estar en nómina con una empresa, la póliza suele ser pagada total o parcialmente por la compañía.

Pensiones

Pero GM va mucho más allá y desde finales de la década de 1940 paga la sanidad y otros beneficios sociales a los empleados en activo, a los jubilados, a sus cónyuges y, en ocasiones, a sus personas dependientes. A los trabajadores retirados, además, les paga las pensiones.

"A finales de la década de los 40 la compañía, muy productiva, tenía beneficios históricos. El sindicato era muy fuerte y General Motors decidió compartir parte de sus beneficios a través de la sanidad, tal y como quería la plantilla", explica Harley Shaiken, profesor de Berkeley University of California.

La empresa, que de este modo da cobertura médica a 1,1 millones de personas, asegura que en los últimos quince años ha tenido que pagar gastos sanitarios y de pensiones por valor de 103.000 millones de dólares (72.069 millones de euros). Cada trabajador en activo soporta la sanidad y las pensiones de diez jubilados. Estos conceptos se repercuten directamente en el coste de producir un coche, encareciéndolo en unos 1.600 dólares, y han sido uno de los motivos que ha empujado a GM hacia el concurso de acreedores.

En la factura sanitaria se incluyen desde las visitas al médico, a los ingresos en hospital, la cirugía y la adquisición de los fármacos y de aparatos como marcapasos o audífonos. La póliza también cubre prácticas como la asistencia al dentista y el oftalmólogo. Además, asume el copago de las medicinas para otras dos dolencias específicas: la disfunción eréctil y la acidez de estomago.

GM costea parte del precio de adquisición de fármacos contra la impotencia sexual, entre ellos Viagra (Pfizer), Cialis (Lilly) y Levitra (Bayer). La compañía está considerada como el principal comprador privado de este producto en EEUU. La pastilla de Pfizer cuesta entre diez dólares y trece dólares en las farmacias de EEUU para las personas sin seguro. La última información pública disponible, de 2006, recoge que GM abonó 17 millones de dólares por compras de Viagra.

La empresa dirigida por Fritz Henderson también asume el copago de antiácidos para el estómago como Nexium (AstraZeneca) o Protonix (Wyeth).

"Estos fármacos se pagaban históricamente porque el sindicato quiso lograr la protección más amplia posible para los empleados jubilados", añade Shaiken.

La compañía, sin embargo, ha ido reduciendo sus costes sanitarios en los dos últimos años, forzando a los empleados a asumir parte de la cobertura médica. La UAW sostiene que ahora los trabajadores se hacen cargo de alrededor del 25% de su sanidad. Además, los nuevos empleados que entran en la compañía reciben unos beneficios sociales mucho menores que los que ya están en nómina y, al mismo tiempo, se quedan sin las pensiones en el futuro.

Renuncia

GM está a punto de recortar estos beneficios todavía más, forzada por el Gobierno de EEUU, que se convertirá en el mayor accionista de la compañía tras el concurso y que ha exigido a los empleados que renuncien a parte de la cobertura sanitaria. Así, la empresa dejará de pagar el dentista y el oftalmólogo. Tampoco se hará cargo de la Viagra, salvo en caso de que un empleado sufra de hipertensión arterial pulmonar, dolencia que tendrá que haber sido diagnotiscada previamente por un médico.

Además, GM ya no cubre la sanidad de los jubilados del área administrativa (no operarios) desde el pasado enero, pero sí en cambio sus pensiones.

Chuck Mitchell, de Ohio, es uno de los jubilados que ya ha perdido su seguro médico, después de haber trabajado 32 años en General Motors. Decepcionado, asegura que se siente traicionado por la empresa y que "nunca más" volverá a comprar un coche de la compañía en lo que le queda de vida. Tampoco de Chrysler o de Ford, que tratan a sus jubilados "exactamente de la misma forma".

Berlín da esperanzas a Fiat en Opel

Magna no tiene atada la compra de Opel. Desde Italia, Fiat reiteró que sigue interesada en la compañía alemana y el Gobierno de Angela Merkel lanza mensajes contradictorios para mantener en tensión a Magna mientras se negocian los flecos de la operación.

El viceportavoz del Gobierno, Thomas Steg, recordó ayer que el acuerdo alcanzado entre GM y Magna no es vinculante, sino un preacuerdo, lo que abre la puerta a otros inversores para que sigan presentando mejores ofertas. Para acabar de tensar más las cosas, Sergio Marchionne, consejero delegado de Fiat, subrayó que su interés en Opel "todavía permanece abierto" y agregó que "técnicamente" la negociación no está cerrada.

En Estados Unidos, la matriz de Opel, en suspensión de pagos desde el lunes, sigue avanzando en su reestructuración. La firma ha llegado a un preacuerdo para vender la marca Saturn al empresario estadounidense Roger Penske.



EEM

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