Internacional - Seguridad y Justicia

Ataques de Israel en Rafah dejan varados a los gazatíes

2024-05-07

El paso hacia Egipto permaneció cerrado, al igual que el cruce de Kerem Shalom, donde un...

Por Tania Krämer, Hazem Balousha | DW

Israel realizó ataques en el este de Rafah, tras haber instado a la población a evacuar la zona. Los habitantes de la ciudad y los desplazados ya no saben adónde ir.

Las celebraciones espontáneas en las calles de la Franja de Gaza no duraron mucho el lunes (06/05/2024) por la noche. Poco después de que Hamás anunciara que aceptaba el acuerdo de cese del fuego propuesto por Egipto y Catar, se reportaron fuertes explosiones en el este de Rafah, zona que el Ejército israelí había ordenado evacuar.

A última hora del lunes, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que la propuesta de alto el fuego no satisfacía las exigencias de Israel y que el gabinete de guerra había acordado continuar la operación en Rafah.

Los funcionarios israelíes sugirieron que Hamás, calificado como grupo terrorista por Estados Unidos, la UE y otros países, había aceptado una propuesta diferente a la que Israel había negociado. No obstante, afirmaron que se enviaría una delegación para proseguir las conversaciones con los mediadores.

Este martes en la mañana, un militar confirmó que las tropas israelíes habían lanzado lo que describieron como una operación selectiva en determinadas zonas del este de la ciudad y estaban controlando el lado palestino del paso fronterizo de Rafah.

El paso hacia Egipto permaneció cerrado, al igual que el cruce de Kerem Shalom, donde un ataque con mortero de Hamás había matado a cuatro soldados israelíes el domingo.

Sin lugar a dónde ir

Ghada Rafiq, de 30 años, cuya familia se dirigía a Jan Yunis, esperaba que se evitara una operación terrestre israelí. "La idea de volver a una tienda de campaña sin agua y con servicios mínimos es aterradora", dijo Rafiq a DW por teléfono.

"¿Adónde iremos? ¿Qué vamos a hacer? Queremos desesperadamente un alto el fuego y una tregua. Pido a Dios un rápido acuerdo de alto el fuego y que el Ejército no entre en Rafah", agregó.

Durante meses, la amenaza de una inminente ofensiva terrestre israelí se ha cernido sobre Rafah y sus residentes. Una vez más, miles de personas se pusieron en marcha, agotadas por meses de bombardeos y desplazamientos.

El lunes por la mañana, Rafiq se despertó con el sonido de su teléfono móvil. "Era un mensaje grabado del Ejército israelí, que nos ordenaba evacuar el este de Rafah. Vivimos en el barrio de al Yanina, al este de Rafah, una de las zonas designadas para la evacuación", explicó.

La joven palestina es del norte de Gaza y, como muchos otros, se ha visto desplazada varias veces en los últimos siete meses. "Primero estuvimos en el campo de refugiados de Yabalia, luego fuimos al campo de refugiados de Nuseirat, después a Deir al Balah [en el centro de Gaza] y después a Rafah", relató.

"Desde primera hora de la mañana, oímos proyectiles de artillería en las regiones orientales, y algunos objetivos han sido alcanzados por ataques aéreos", contó Rafiq, desplazada junto con sus cuatro hermanos y sus padres.

Fuentes de Hamás afirmaron que al menos 22 personas murieron en Rafah el lunes por la noche.

¿Y los que no pueden marcharse?

Más de un millón de personas han buscado refugio en la ciudad más meridional de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto, y ya, simplemente, no saben a dónde ir. No está claro qué ocurre con los que no pueden marcharse: los ancianos, los enfermos o los que simplemente no quieren irse porque no creen que sea lo bastante seguro.

Fadel Qandeel, de 54 años, es de Rafah y decidió quedarse en su casa, aunque su familia vive cerca de una de las zonas de evacuación.

"El día de hoy asusta en todos los sentidos de la palabra. A pesar de las amenazas anteriores de una operación militar en Rafah, el ambiente ha sido diferente desde esta mañana", relató Qandeel a DW por teléfono.

El padre de siete hijos dijo que simplemente no sabía adónde ir con su numerosa familia. Quisiera que pronto se acuerde un alto el fuego, pero no está muy seguro de que resulte: "No soy optimista, pero espero equivocarme".


 



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